lunes, 24 de agosto de 2009

VOX CLAMANTIS IN DESERTO.


El cinismo institucional.- La Generalitat catalana y el Colegio de farmacéuticos de Cataluña, han elaborado un “tranquilizador de conciencia” para sus malas conciencias, que es lo que realmente constituye eso que denominan “Protocolo de atención farmacéutica para dispensar la píldora del día después”.

A mi que hagan lo que les de la gana. No por otra cosa, sino porque nada puedo hacer para que los sátrapas que gobiernan este país, cometan toda clase de tropelías. Pero, por favor, además no me traten, ni a mi, ni a muchos más, como a imbéciles.

La noticia, cuyo título pone ya en guardia (“las farmacias catalanas interrogarán a las menores”) recoge la siguiente información: “…entre los protocolos a establecer, está una entrevista con las chicas de entre 13 y 16 años, para determinar su grado de madurez y por tanto, valorar la conveniencia de utilizar la píldora.

Pues la verdad es que no sé por dónde empezar (si llorar o dar un puñetazo en la mesa por el escarnio cínico a nuestra inteligencia). Ahora resulta que los farmacéuticos pueden ejercer (¡Viva el intrusismo profesional!) de psicólogos (pues evaluar el grado de madurez requiere de un profesional especializado). Además de poder ejercer como psicólogo, resulta que los farmacéuticos (no lo sabíamos. Ahora sí), son geniales. Psicólogos geniales. Con una sola entrevista serán capaces de determinar el grado de madurez de unas adolescentes de entre 13 y 16 años (edad arquetipo de la inmadurez).
Y nosotros sin saber estas virtudes de los farmacéuticos ¡¡En sólo una entrevista serán capaces de determinar el grado de madurez de unas jovencitas!!

Pero el despropósito no acaba aquí (nos quieren hacer beber hasta el último cáliz de la humillación a nuestra inteligencia). Además de psicólogo, resulta que el farmacéutico también estará capacitado para “comprobar que la interfecta no padezca de disfunción hepática o gastrointestinal. Es decir, no sólo podrá ejercer de médico (además de psicólogo), auscultando y determinando si hay o no patologías, sino que, ¡Oh maravilla! Lo podrá hacer, según se desprende de la noticia, así, sin más, sin analíticas, a buen ojo tendrá la capacidad de determinar el estado de salud de las interfectas ¡SON GENIOS ESTOS FARMACÉUTICOS. Y NOSOTROS SIN SABERLO, CARAY!

Pero aún, para mayor INRI, hay más. Sumado a todos estos supuestos surrealistas, los farmacéuticos deberán hacer todo esto y la entrevista, en un espacio apartado (privado). Vamos, en la rebotica (o habrá que habilitar un espacio a propósito, con los consecuentes desembolsos económicos ¿De quién? ¿Estarán dispuestos los farmacéuticos a esos gastos? ¿Será a cargo del erario público? Y todo esto suponiendo un inexistente patrón común para todas las farmacias en espacio y personal (porque, sabrán todos, a nadie se nos escapa, que las hay grandes y pequeñas, con mucho o escaso personal).

Después de ejercer de psicólogos, médicos, pasarán a ser vehículos de otro “tranquilizador de conciencias” para las malas conciencias de quienes nos han metido en todo esto: Como se venderá sin receta médica (la pildorita de marras se entiende), no habrá ocasión para que un médico pueda indicar los efectos secundarios posibles, o pueda evaluar los efectos específicos en la persona pertinente.
¡NO! Eso supondría una grave lesión al derecho de las interfectas: La píldora cuando ellas lo decidan, pase lo que pase. No pongan obstáculos.
Así pues, aquí tenemos nuevamente a nuestros farmacéuticos, que deberán informar a las interfectas de los efectos secundarios. Y como coletilla paternalista y buenista, de paso informarles de los riesgos que suponen las relaciones sexuales sin medidas profilácticas adecuadas (enfermedades venéreas) ¡Como si no supiéramos nosotros cómo se las gastan las angelicales, inocentes y dulces adolescentes que van por esos caminos a los 13 años! Cualquiera sabe que pasarían por encima del… iba a decir cadáver, pero será menos dramático y menos realista decir… pasarían por encima de la opinión de cualquier adulto si quieren hacer lo que quieren, porque para eso está la libertad. Para hacer burradas si me apetece.

Por último, la hipocresía, el cinismo, la careta de guardar las formas y nada más que eso (ser mentiroso, pero no parecerlo), pone la guinda: “Los farmacéuticos tendrán prohibido vender la píldora después de 72 horas de haber mantenido la interfecta relaciones sexuales… Y yo, nosotros, los idiotas del mundo a que nos han reducido los que gobiernan, preguntamos: ¿Cómo sabremos que han pasado o no esas 72 horas? ¿Nos lo va a decir la dócil, dulce, inocente, honesta, madura y responsable jovencita que, si tiene edad para saber de sexo y de relaciones carnales, acaso no debería saber, también, lo de las 72 horas? ¿Y si no lo sabe, le va a creer al farmacéutico? ¿Va a decir la verdad o mentirá, por si acaso? ¿Vamos a hacer una exploración vaginal para asegurarnos? ¿Acaso eso no sería una violación a sus derechos?

¿Saben lo que les digo? … ¡¡Váyanse a hacer puñetas!!

Bibiana Aído delenda est.
Trinidad Jiménez delenda est (por prestarse a esto. Ella que era de los pocos que respetaba del grupito que gobierna).
Zapatero delenda est.
PSOE delenda est (mientras sigua por tales derroteros).

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