miércoles, 2 de junio de 2010

DE ISRAEL, ACERCA DE LOS ÚLTIMOS ACONTECIMIENTOS…



Queridos amigos, como este tema me sangra y he soportado una estúpida manifestación fascioizquierdista y giliprogre, me atrevo a opinar….

Alguien dijo por ahí que Israel había tenido una respuesta desproporcionada….

Es calificable de desproporcionada la acción, reacción o respuesta que no se corresponde coherentemente con el texto y el contexto implicados en el hecho que la ocasiona. No creo ni mucho menos que sea posible calificar de este modo el problema que nos ocupa (el abordaje, por parte de tropas israelíes, a un barco sospechoso de portar armas para grupos terroristas que atacan efectivamente a población, ejército, territorio y bienes del Estado de Israel). Palestinos y mundo árabe (redundante), no se han cansado de decir que no dejarán las armas y de luchar hasta la desaparición del Estado de Israel. Lo que en este contexto resulta tendenciosamente desproporcionado, es llamar “masacre” a una acción militar que ¡ojo! no se realiza si no después de ofrecer reiteradamente a la flotilla “de la libertad” (ironías) hacer llegar la ayuda humanitaria que portan a Gaza, a través del puerto de Ashdod, una vez revisada la carga para evitar que se filtre armamento. En este contexto de guerra, y sabiendo la ideología y las intenciones de quienes organizan la flotilla de la “libertad” (ironía), simplemente hay que ser imbécil para pensar que no es posible que se “cuele” un arma para contribuir al arsenal de los terroristas palestinos. Simplemente hay que ser tonto, o angélico, o hipócrita y cínico. Las cosas por su nombre.

Se miente, cuando no, se es desproporcionado, cuando se oculta que Israel tiene reconocido en el concierto internacional un espacio marítimo de 200 millas náuticas, como zona económica exclusiva, y que la llamada flotilla “de la libertad” (ironía) ya estaba dentro de esa zona. Por lo que, decir abordaje pirata es desproporcionado, sobre todo si no somos tontos y conocemos el contexto, es decir, el enorme contrabando de armas perpetrado por Hamas y Al-Qeda. Es que los israelitas, para mayor abundamiento, invitan a los susodichos “cooperantes” (ironía) a llevar la carga al puerto de Ashdod para hacer un trabajo de Aduana. Como bien dice, con acertada ironía, mi amiga Patricia Garrido, “una vez entresacadas de las cajas de tiritas y vendas, las piezas para fabricar cohetes Katiushka o los cartuchos de munición de los AK-47 que los cooperantes, amablemente y de forma totalmente desinteresada, suelen dejar olvidados habitualmente en los envíos de ayuda humanitaria a Gaza”, la carga podía continuar por tierra a su destino.

Por cierto, se miente, cuando no, se es desproporcionado, cuando se habla del bloqueo inhumano de Gaza, porque es un bloqueo donde los israelíes permiten que entre, cada semana, del orden de las 15.000 toneladas de ayuda humanitaria (muchísimo más que lo que llevaban los barquitos “de la libertad” (ironía).

Se miente, cuando no, se es desproporcionado, cuando, además de omitir que no se les atacó así, de buenas a primeras, si no que se les demandó el alto, se omite que se les invitó a arribar al puerto de Ashdod. Se omite que solo fue un barco abordado, por que los cinco barcos restantes hicieron caso de las advertencias. Se omite que solo fue abordado aquel barco que, dentro de las doscientas millas de zona comercial exclusiva israelí, desobedeció el alto.
En un contexto de conflicto armado, atentados terroristas, contrabando de armas, juramento de hacer desaparecer el Estado de Israel ¿se puede considerar inapropiado un abordaje, después de haberles solicitado tres veces el alto, sin obtener respuesta? Es cierto que los israelitas hubieran podido abrir fuego sobre la línea de flotación de aquel barco y hundirlo con toda la tripulación y la carga (la buena y la mala). Y sin embargo se considera desproporcionada la opción de menor daño: abordarlo. El vídeo de la acción es incontestable. Un grupo nutrido de “¿pacíficos cooperantes”? se abalanza sobre un soldado israelí para apalearlo brutalmente, municionados de machetes y navajas, pistolas y palos. Poco para el armamento israelí, pero contundente para el pobre soldado sorprendido, que podía morir solo por el golpe de un palo. Entonces abre fuego el ejército y se producen las 14 muertes. A lo mejor, se debía preferir ver morir al soldado camarada y salvar la vida de los cooperantes enemigos ¿es lógico, no? –Ironía-

Masacre, (utilizar ese término sí que resulta desproporcionado ante lo que estamos reflexionando), hubiera sido hacer saltar el barco por los aires, con todos dentro y la carga humanitaria, y la otra, también. Pero, no, no ha sido así. Creo que hubo contención. Bastante contención, si además no omitimos interesadamente, que los heridos no fueron rematados, si no, por el contrario, enviados de inmediato a los hospitales y a los detenidos se les ha dado la oportunidad de elegir (¡horror, maldad!) entre marcharse (deportados) a sus respectivos países, o ser juzgados en Israel por actos que atentan a la seguridad del Estado (que, recuerdo, en tiempos de guerra, no ha mucho suponía la pena de muerte). Cosa que no va a ser el caso.

En esta tesitura la cadena de agresiones, guerras, conflictos, matanzas, puede no tener límite y cada uno, según dónde hace el corte de la secuencia, puede echar la culpa a cualquiera de los actores (como en nuestra guerra civil, según dónde empecemos a contar la historia, si en el 34 con la conspiración de socialistas, comunistas y anarquistas, pretendiendo echar abajo la República burguesa, para instaurar, al amparo de Stalin, el paraíso proletario, o en el 18 de Julio, cuando el famoso alzamiento… éste como echo aislado, golpe de unos militares sin contexto, o dentro de un país en que se agitaban dos fuerzas preparándose para aniquilarse mutuamente).

En la cadena de agresiones no puede haber argumento justificador. De nadie. La cuestión se resume en varias consideraciones. Para empezar, la descolonización de Palestina por los ingleses, que se hace bajo un contexto de presiones que pueden resumirse así: Al finalizar la segunda guerra mundial, había que tolerar dar a los judíos un espacio vital. Entre los motivos, además de reforzar la propaganda de los vencedores, descargar la culpa sobre una actuación más que discutible por parte de los aliados en el caso del holocausto (su omisión) y de paso, castigar la posición árabe que, en efecto, había sido pro germánica (porque siempre odiaron a los judíos). Ese odio actual no viene de la creación del Estado de Israel. Ya viene de antes (que no mientan). Tenemos que remontarnos a los tiempos de la 1ª guerra mundial. Hagamos un breve repaso del asunto: En la 1ª guerra Turquía (¡Ah! Esa que ahora se rasga las vestiduras con la maldad judía, pero no tuvo reparo en ocupar esos territorios cuando su Imperio Otomano dominaba todo Oriente Medio, aplastando cualquier sublevación árabe, sangrientamente)… Repito, Turquía fue aliada de Alemania. En aquel entonces dos fuerzas combatían por la independencia de los territorios de Oriente Medio (en manos de los turcos otomanos, insisto)… el sionismo, a punto de hacer realidad la famosa Declaración Balfour (que tiene como objetivo final un Estado israelita en Palestina) y el nacionalismo árabe, aglutinado en torno Hussein, que también se abrazaba a la alianza con británicos y franceses. Todos haciendo un frente antiturco.

Detengámonos aquí. Hasta la fecha no ha existido jamás un Estado Palestino. Mejor dicho, no ha existido un Estado Palestino de origen musulmán y de población árabe jamás. El último Estado fue el famoso Reino de Jerusalén, cristiano, creado por los cruzados y malogrado por Saladino, que anexiona el territorio como provincia de su imperio. Después nada más. Y antes del episodio del Reino cristiano, Estado como tal, solo fue el reino de Judea, liquidado por los romanos definitivamente en Masada (La Numancia judía. Los romanos sitiaron la fortaleza y cuando el asedio se hizo insoportable, los judíos se quitan la vida. 73-74 d.C.). Judea se convierte en provincia imperial (Provincia Iudaea), con procurador en Cesárea. Así es que, si hay que buscar legitimidad para un Estado en la zona, precisamente ese es un Estado judío o un Estado cristiano (según donde cada uno quiera hacer el corte secuencial de esta película o culebrón).

Pero volvamos a la historia más reciente…En este afán antiturco de la 1ª guerra mundial, y en alianza con británicos y franceses, en junio de 1916 comienza la revuelta árabe (recordad a Lawrence de Arabia). Hussein se declara rey de los árabes ese mismo año, aunque los pragmáticos británicos y franceses solo reconocen su soberanía sobre los territorios de la región de Hedjaz. Este límite señala las intenciones de las potencias europeas. Gran Bretaña y Francia pretenden conservar para sí en forma de protectorado Palestina y Mesopotamia (Irak). El informe Sykes revela con claridad ese objetivo por considerarlo esencial para sostener la hegemonía marítima, aérea e industrial de estas potencias (sobre todo la británica). Comprendiendo la situación, a los sionistas no les quedó más remedio que plegarse a las exigencias europeas si querían ver un trozo de tierra palestina asignada al pueblo judío y tener controlados a los árabes, que ya habían mostrado toda su intención de arrasar con cualquier intento de presencia judía más o menos institucionalizada.

Detengámonos de nuevo aquí. Recapitulemos. El único Estado que existió en ese territorio llamado Palestina, aparte del reino de Jerusalén, cristiano, fue un Estado judío, arruinado por las legiones romanas (En la Pascua del 70 d.C. Tito, avanzó sobre Jerusalén, capital del Reino de Agripa -su último soberano, descendiente de Herodes- con 4 legiones. Tras un duro asedio, y después de derribar las tres murallas de la ciudad, Tito entró triunfal en el "sanctasanctorum" del templo, llevándose como trofeo el candelabro, escena que puede verse en el. Arco de Tito). Podréis imaginar la cantidad de crucifixiones que tuvieron lugar aquellos días. Hubo aún focos de resistencia (el episodio numantino de Masala, que ya os he señalado), pero fue el final. A partir de allí Palestina fue provincia romana, bizantina, musulmana, turca y protectorado británico. Es importante insistir en esto para aquellos que busquen antecedentes legitimadores en la existencia de una nación o pueblo organizado como Estado, para justificar sus aspiraciones presentes. Los palestinos no tienen otra razón legitimadora que haber habitado en Palestina (o bien de origen hebreo convertidos al Islam como los marranos al cristianismo, o mestizos, u ocupantes árabes en expansión del Islam…ocupantes, invasores también). Pero, los judíos, además de haber habitado en Palestina toda la historia (al menos desde Moisés, época del faraón Ramsés II, XIX Dinastía, 1279 a.d. C), es que sí tuvieron un Estado en ese mismo territorio.

Así pues, por carta de presentación, antecedentes y fundamentos históricos, la balanza justificadora apunta sobre el pueblo de Israel por todos los costados, para darle legitimidad por encima de los palestinos musulmanes, que jamás tuvieron un Estado propio y que, de no ser hebreos, descienden de los invasores árabes que, con el expansionismo musulmán arrebatan Palestina al Imperio bizantino.

Pero volvamos otra vez a la historia reciente. El famoso acuerdo anglo-francés conocido como los acuerdos Sykes-Picot, guardaba una contradicción interna por su propia naturaleza. Francia e Inglaterra jugaron a varias bandas para asegurarse las alianzas necesarias contra los turcos. Por lo que, como hemos dicho, no sólo se pactó con los nacionalistas árabes, si no que también se pactó con los sionistas al mismo tiempo, ya que se incluye en el acuerdo dar cabida a la Declaración Balfour (noviembre de 1917), que constituye el documento sionista para dar cabida a lo que se conoció como el hogar nacional judío en Palestina. Esto chocaba frontalmente con las promesas hechas a la vez a los árabes, que daban por suyo todo el territorio liberado de los turcos, incluyendo Palestina, con lo que pretendían reconstruir el imperio musulmán de los tiempos de los Omeya o los Abbasies (toda una lección de respeto a las nacionalidades y pueblos diversos que habitan en ese espacio del Medio Oriente).

Así pues, por fin nos encontramos con el inicio de la actual situación en su forma presente: el nacionalismo árabe y nacionalismo sionista enfrentados en Palestina, aunque aún las cosas no estallarán debido a que el territorio queda bajo el control de la administración británica.

Con toda esta historia solo he querido apuntar que la causa Palestina no vale más que la causa israelita en cuanto a legitimidad sobre suelo Palestino. No solo no vale más. Vale menos, porque jamás tuvieron un Estado, y los hebreos sí, y éstos habitaron palestina antes, durante y ahora, mientras que los palestinos que hoy reivindican un Estado musulmán y la eliminación del Estado de Israel, son población invasora, que ocupa el territorio con la expansión del Islam. O es población convertida a la doctrina, la religión y la cultura del ocupante. Esa es la realidad histórica si queremos justificarnos en este tipo de argumentos.

Pero ahora vayamos más allá. Todo esto pasa por querer fundamentar un Estado en valores de carácter étnico y religioso. Y en esta tesitura, ni Israel, ni los palestinos tienen razón ninguna. El fundamento étnico, y qué decir del religioso, como base legitimadora del Estado es la lacra de nuestra historia. Una fase entendible en el pasado, en el proceso de evolución, en el paso de la manada a la tribu, que no entendía la identidad de grupo si no a partir de la consanguinidad, los lazos de familia. Que no había alcanzado la ilustración, la empatía, el pacto social, el convenio humano de voluntades libres bajo un proyecto racional, el Estado moderno, basado en el derecho y éste sobre lo intrínseco de la condición humana y no sobre lo anecdótico, coyuntural, o animal (raza, modalidad cultural para sintetizar). El nacionalismo, una vez más, nos muestra sus execrables bondades: sangre, odio, marginación, genocidio, apropiación indebida del espacio (tomémoslo en cuenta no solo para vertebrar España, si no a España con Europa y a esta con el mundo).

Deslegitimo la guerra entre ambas partes (para empezar, deslegitimo todas las guerras), porque no han sido capaces de estructurar un Estado con independencia de cultura, raza, religión, echando de las instituciones todo ese argumentario y creando un Estado capaz de aglutinar, desde la laicidad y los valores democráticos, a dos pueblos. Condeno toda forma cultura cuya visión sea negar al otro y negar el derecho del individuo. Y ello ocurre porque son sociedades que parten de considerar al individuo una pieza de la comunidad y no a él, en si, al individuo, como el sujeto de derecho al que, en todo caso, debe la comunidad servir y proteger.

A partir de todo esto, es evidente que el realismo político debe partir del odio irreconciliable y las diferencias culturales irreconciliables entre israelitas y palestinos musulmanes. Eso conduce a la posibilidad de dos Estados. Pero que no se engañe nadie. Dos Estados que es probable que, lo primero que harán, será declararse la guerra… la misma guerra, con otro estatus jurídico.
Y pese a esto, a la descalificación de partida, de ambas partes en conflicto, hemos de seguir con el realismo político. Israel es lo más semejante a nuestro mundo cultural. Es la frontera contra el Islam. Islam, para mi, significa, de partida, la mujer reducida a poco más que animal, a la definición de Aristóteles de la mujer (ser menor de edad), sujeta pues a la autoridad masculina, al servicio del hombre, con sumisión. Supone la opresión del burka. La lapidación por adulterio. Islam, para mi, supone la antítesis de los derechos universales del ser humano, del individuo, para sumirlo en una identidad que no tiene sentido en sí, si no en tanto y cuanto responde como la hormiga al hormiguero. ISLAM ME PRODUCE HORROR. No quiero ser políticamente correcto, porque por cosas de procedimiento puede llegar el día que a mis hijas, a mis amigas les toque llevar el burka para sobrevivir, y aunque soy antiabortista, puede que le toque a cualquier mujer ser lapidada por haber abortado. A ver si se dan cuenta de esto los giliprogres fascioizquierdistas, cuyo antisemitismo empiezo a creer que va más allá de un antiamericanismo, anti-imperialismo, anticapitalismo, y está en la raíz de la xenofobia que llevó al holocausto. Porque yo, para ser sincero, me abrazaría al mismísimo diablo americano, capitalismo incluido, antes que verme preso en una sociedad que, como “infiel”, cualquiera puede tener el derecho a liquidarme para ganar el paraíso de las huríes….

1 comentario:

  1. Miguel, te has despachado agusto, con suficiencia, rigor histórico y tu ¡pasión de siempre... !.
    Me ha cogido tu trabajo de viaje por Italia, así que lo acabo de leer y te confieso que has despejado muchas de las sospechas que me surgieron al leer -ya en España- la noticia de la "flotilla" abordada por el ejército israelí. Me puse a investigar y me sorprendió el nombre de una de las Asociaciones a la que pertenecían dos de los "activistas" españoles implicados: la denominada "Asociación Cultura, Paz y Solidaridad Haydée Santamaría"; y que la tal Haydée es una revolucionaria cubana de primera hora, castrista de pro, muerta creo que en 1980. Así que descubrí, como te digo, de dónde viene la inspiración de esta esta Asociación humanitaria... Bueno, todos los días se aprende algo que no es nuevo precisamente.
    Tu valoración final, a modo de conclusión, creo que es muy acertada. El conflicto palestino/israelí es un tema espinoso y difícil que sólo puede tener una justa solución si ésta responde a volores mundicéntricos, alejados de todo etnocéntrismo en el siempre se apela al argumento fundamentalista de la DIFERENCIA (como nuestros nacionalistas periféricos) sea ésta el idioma, la raza o la religión: los fantasmas colectivos que conducen inevitablemente a toda clase de desgracias, como la guerra o (y) el terrorismo.
    El esfuerzo de tu reflexión es meritorio y de agradecer.

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